Análisis de Silent Hill: Book of Memories - PS Vita

 

Todo comienza cuando, tras un cumpleaños no muy divertido, suenan golpes en la puerta. Nuestro personaje atiende este llamado y se topa con un cartero de un aspecto misterioso que le entrega un paquete y se marcha evitando dar pistas de lo que contenía dicha entrega. El remitente no era nadie conocido, una simple firma que rezaba "Silent Hill". Cuando es abierto por el protagonista, resulta ser un libro añejado de poco interés a simple vista. Para sorpresa, cuando nuestro aventurero se dispone a leer las hojas de éste, se da cuenta que dichas páginas contenían la historia de su vida hasta el momento en que había abierto el libro.

Claro que la historia no continuaría si el protagonista no hubiera tenido la curiosidad de ver que sucedía si en aquella hojas en blanco que sobraban escribía lo que le gustaría que sucediera. Así pues, luego de una pesadilla donde los monstruos y los ambientes tenebrosos están a la orden del día, despertamos con la noticia de que aquella anotación que hicimos se ha cumplido. Cual emocionado juvenil, volveremos a escribir en el libro para seguir manipulando nuestro futuro a placer.

 

La historia, de comienzo, parece plantear un muy amplio abanico de posibilidades que puede ser aprovechado de forma muy interesante. No ha sucedido así, ya que Wayforward optó por relatar la historia dividida en tres partes: por medio de escenas animadas al finalizar cada mundo; recogiendo notas durante los niveles; encontrando televisores que se prenderán solo en algunas habitaciones del mapa. Esto podría pasar desapercibido si se contara la historia con esas divisiones pero progresivamente. Wayforward, en su afán por lograr que los jugadores completen el juego, nos arrojará durante diez horas sin saber lo que está sucediendo, y recién al final de la historia podremos tener una vaga idea si es que tanta información no se ha esfumado de nuestro cerebro. Frente a una gran posibilidad, los desarrolladores han tirado todo por la borda, con una historia que no termina de cuajar por lo confusa que se torna.

 

Seis mundos serán los que recorreremos a través del reto que nos supone Silent Hill Book of Memories, y a partir de ellos nos encontraremos con diversos puntos a tener en cuenta. El diseño de niveles es bastante flojo, no ha aprendido de los mejores exponentes de vista isométrica, ni tampoco se ha esforzado por realizar trabajos dignos en la disposición de los mapas, con caminos alternativos u objetos interactivos. El mapa está muerto, está ahí para brindarnos un suelo sobre el que caminar, nada más que eso. Preocupante la poca imaginación de Wayforward.

 

Éste estará dividido en habitaciones, donde siempre nos encontraremos con enemigos, y en corredores que funcionarán como conexión entre los distintos -iguales- espacios y como zona segura. Dentro de estas habitaciones hallaremos todo tipo de objetos que nos servirán para luchar contra los enemigos, así como también para guardarlos en nuestra mochila para utilizarlos más adelante. También estarán las llamadas Salas de Mejora -que nos dan una habilidad especial durante un tiempo determinado-, Salas de Artefactos, la Biblioteca -donde guardaremos la partida-, y la misteriosa Sala Desolada, que ocultará a un alma en pena que nos dará puntos luz o sangre si decidimos molestarla o no. Por último, pero no menos importante, todos aquellos artefactos, ya sea items o armas, que hayamos recogido durante la investigación dentro de las habitaciones, podremos venderlas en la Tienda de Howard, el cartero misterioso que nos había entregado el paquete al principio de la historia. Claro que también, para no fallar a su faceta de Action RPG, en Book of Memories podremos comprar mejoras para nuestro personaje y así aumentar la capacidad de nuestras habilidades.

Respecto al personaje y los enemigos, hallamos un agravante a la historia. No hay un personaje físico, y en contraposición nos dan el poder de elegir cómo queremos que sea nuestro supuesto héroe. Si bien las opciones de personalización son escasas, el problema mayor es que al estar tan mal relatada la historia, el no tener un personaje fijo confunde aún más al jugador, porque nunca sabe a quién se están refiriendo. En cuanto a los enemigos, nos encontramos con los típicos vistos en todos los juegos de la serie, como las enfermeras y los perros de dos cabezas esparcidos por todos lados, sin importar donde verdaderamente se encontraban en la saga, y ni que hablar de los amiguitos voladores que nadie sabe como acabaron dentro de una habitación donde a duras penas entramos nosotros y tres muebles.

 

Por último, al comenzar cada nivel, el bastardeado Valtiel -ahora rebajado a maestro-, nos dará una pista a tener en cuenta donde, si completamos el objetivo, al final del nivel nos dará un artefacto único que podremos optar por venderlo o utilizarlo hasta que se rompa. Para superar la misión, deberemos recorrer todas las habitaciones del mapa en busca de aquellas que contengan una esfera en su interior, la cual deberá romperse para librar una lucha contra enemigos cada vez más fuertes. Al recoger las diferentes piezas objetivo, nos dirigiremos a la puerta final, en la cual deberemos solucionar un acertijo de dificultad casi chistosa que consiste únicamente en prueba y error.

 

Cabe destacar el modo multijugador, el cual nos hará ver que aquel fiasco infumable puede pasar un poco áspero, pero un tanto mejor. Nos daremos cuenta que aquellas horas tediosas de recorrer el repetitivo mapa puede olvidarse fácilmente si se juega acompañado. Wayforward ha puesto a disposición de los jugadores exactamente lo mismo, pero con el añadido de una dificultad más ajustada y la posibilidad de chatear por voz en tiempo real o pregrabada utilizando la cruceta direccional, creando una experiencia más amena y que da la idea que con un poco de esfuerzo podría haber sido un juego a tener en cuenta al momento de comprar. Sin dudas lo mejor del juego estará aquí, convirtiéndose casi en una obligación pasar de jugar solo y optar por el modo multijugador como prioridad.

 

 

Gráficamente el juego vive para contarlo. Si bien tiene un diseño bastante pobre, en lo visual se mantiene en una línea estable que mantiene en buen nivel lo que a iluminación y sombras se refiere. El modelado de los personajes y los enemigos es bueno, pero lamentablemente desaprovechado por la elección de la cámara isométrica. Seguramente se hubieran aprovechado mucho más con una vista aérea dinámica. Quizás lo más bajo sean los niveles, con una pereza poco vista en estos últimos tiempos. El modelado, las texturas, y la inexistente interacción con los objetos del mapa, da por resultado un acabado mediocre que se contrapone con los buenos acabados anteriormente apuntados, echando por la borda lo que podría haber sido un trabajo mucho mejor, sabiendo que se trabaja en una consola potente como lo es PlayStation Vita.

En cuanto al sonido, nos encontramos con un Silent Hill que cuenta con momentos que nos retrotraen a las anteriores entregas, aquellos títulos de la saga con la banda sonora sublime del único Akira Yamaoka, quien ha sabido darle esa ambientación tan característica a la franquicia. En este caso, quien ha estado detrás de Downpour, la última entrega en Silent Hill en consolas de sobremesa, se ha encargado de este spin-off. Daniel Litch, en conjunto con Mary Elizabeth McGlynn, han realizado un trabajo muy cercano a lo que logró el fantástico nipón, convirtiendo a este apartado en uno de los puntos fuertes. Por último, los efectos sonoros no destacan, pero cumplen con su cometido, dando un ambiente de misterio cuando exploramos las habitaciones, o aumentando el ritmo y la fiereza del volumen cuando nos enfrentemos a los jefes finales de cada mundo.

 

 

Silent Hiil Book of Memories no es un mal título si no respondiera a ese nombre, pero lamentablemente para Konami y Wayforward el juego pertenece a la saga. Ha sido usado el nombre de Silent Hill para mancharlo y lograr lo imposible, enviar el infierno al mismísimo infierno. Han tenido una falta total de respeto para con la saga, sin respetar siquiera obviedades como la ubicación de ciertos personajes. Book of Memories es un mediocre y repetitivo Dungeon Crawler, con una dificultad baja y que no goza de un buen diseño de niveles, por lo que aún en modo multijugador el juego se volverá monótono. En el ámbito visual y sonoro, se mantiene firme, pero no alcanza. Los videojuegos van más allá de los gráficos, y WayForward ha usado el nombre de una gran franquicia para colocar en el mercado un juego que bajo otro nombre no se hubiera vendido. Sin embargo, el tiro le ha salido por la culata, Book of Memories es un juego solo recomendable para aquellos que quieran vivir en carne propia el sufrimiento que se vive en Silent Hill.

 

 

- El modo multijugador propone diversión asegurada.

- La banda sonora está a la altura de los anteriores juegos.

 

- Gráficamente podría haber dado más de si.

- El diseño de niveles es absurdo para los tiempos que corren.

- Se vuelve repetitivo hasta el hartazgo.

- No se ha respetado el mundo de la saga ni a los fans.

- Que se llame Silent Hill.